¿Qué Esperarse de la Relación con un Coach?

La simpatía puede ser el elemento más frecuente que un cliente suele valorar en un coach, aunque no necesariamente es el más aconsejable.

La simpatía tiene que ver con una situación en las que dos personas sienten recíprocamente que sus procesos sentimentales y emocionales son parecidos ante las mismas circunstancias: una persona nos suele resultar simpática cuando observamos que actúa o reacciona antes ciertas circunstancias de la misma manera  con la que reaccionaríamos nosotros.

Todo esto en un proceso de Coaching no es aconsejable, ya que podría generar un proceso de identificación entre las partes que limitaría bastante las posibilidades de que el Coach actuase desde la neutralidad.

Más que la simpatía es importante valorar la Empatía, es decir, la capacidad del Coach para acercarse los máximo posible a comprender sentimientos y  procesos emocionales del cliente, sin pero caer engullido en ellos. Por estas razones es importante observar si el coach actúa con Neutralidad y Naturalidad, si más allá de la Cortesía y Cordialidad del profesional que atiende a un cliente, el coach manifiesta suficiente Firmeza e Integridad como para afrontar temas que para nosotros son complicados o difíciles de tratar; si lejos de ser indulgente, muestra  suficiente Asertividad para tratar asuntos incómodo  o que no nos gustaría tratar, consiguiendo hacerlo desde el Respeto y las Buenas Formas, si tiene suficiente Capacidad de Comunicación  como para que entendamos lo que nos dice y suficiente Profundidad y Capacidad de Análisis como para que sus preguntas nos paren en una reflexión incluso compleja según el momento, y si lejos de una excesiva sociabilidad y afectuosidad, es capaz de mantener suficiente capacidad de Escucha, Discreción y Atención como para permanecer callado/a y en silencio mientras hablemos y por otro lado cortar nuestra conversación cuando lo considere metodológicamente importante para la gestión de los tiempos de la sesión.

Un Coach que reúna estas características puede ser un buen Coach, independientemente de la orientación o de las técnicas que suele manejar.

Es importante que el objetivo de un coach no es caerle bien a su cliente ni tiene por qué necesariamente conseguir que esto ocurra a lo largo del proceso. Pero sí tiene que conseguir que su cliente le caiga bien, y atenderle en todo momento como el mejor cliente, porque en efecto cada cliente es en sí mismo su mejor cliente.

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